El tiempo se prende al mármol como la estela de un recuerdo se dibuja en la mente. Los sitios pasan tal cual las voces y sus lenguas, los olores de la vida, el adiós o el amor que estuvo a nuestro lado en el mismo tren.

lunes, 30 de julio de 2012

“Beleto” Magna (a modo de ensayo)





El alma de un niño suele guardar aquellos nombres que en los primeros tiempos de la vida le impresionan. Y hace de estas figuras recogidas con el esmero de la infancia, una legión de héroes que no olvidará mientras viva. Pedro Magna, o “Beleto”, como se lo conoció en nuestro barrio popular, fue  jugador de Sportivo, miembro de una familia esperancina que nutrió al “zanjonero”, cada uno a su tiempo, con tres hermanos que vistieron la tradicional camiseta negra y blanca.
“Beleto”, “Cabezón” y “Gallo”, apodos que dejaron lejos sus nombres propios,  entregaron sus condiciones a pleno corazón, sin pensar más allá de que jugaban para su gente, y en eso empeñaron tanta nobleza. Quizás con Pedro se fue una parte importante de la historia de un club que todavía no ha escrito su gran libro. El libro que yo, como parte de algunas de sus páginas menores, le adeudo.                        (Fotografía y texto de José López Romero)

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